jueves, 17 de enero de 2008

EL HOMBRE ROJO.- REALIDAD Y LEYENDA [2ª parte]

Santiago F. Silva García (*)

(*) Licenciado en Física y Astronomía
Arqueólogo aficionado.

Las exploraciones.- Resultados

De los testimonios, tanto de los campesinos de Las Damas como los de Taguasco, pudimos extraer algunos datos; suficientes para trabajar en la búsqueda de indicios o evidencias que demostraron que El Hombre Rojo era un personaje no sólo de leyenda, sino también real. Pero...¿donde podríamos encontrar alguna evidencia que probase ésto?. La pregunta tenía una respuesta lógica: ¡en las cuevas!.

Sabíamos que cualquier objeto abandonado en estas cavidades tendía a conservarse mucho mejor, por no estar expuesto a la acción de ciertos factores climáticos o meterológicos que propician el deterioro del mismo.

un descansoEn las cuevas y grutas exploradas o estudiadas hasta entonces no se había reportado nada importante que guardara relación con el Hombre Rojo; por lo que nos dimos a la tarea de dedicar mayor tiempo -dentro de nuestras actividades- a la exploración de la sierra Las Damas, con el objetivo de ubicar nuevas cuevas. Estas exploraciones se convirtieron más bien en operaciones de "rastrillo"; donde no dejamos casi un centímetro de tierra o de vegetación sin observar minuciosamente.


en la cuevaComo la sierra estaba dividida en dos parte, debido al cauce del río Zaza, debíamos escoger para comenzar una de estas partes. Decidimos, pues, explorar primeramente la mitad donde más o menos se le solía ver u oir su voz, precisamente donde se encontraba el arenero, es decir la mitad oriental de la sierra. Por ahí cerca debía estar la cueva -si en realidad existía- como afirmaban algunos de los entrevistados. Dividimos el grupo CAONAO en tres subgrupos, que tendrían la responsabilidad de abrirse paso entre la enmarañada maleza, con el objetivo de hallar la cueva.

A fines de enero de 1982 dimos comienzo a las exploraciones, ejecutando dos salidas al mes. Utilizábamos sólo los fines de semanas para no afectar la actividad laboral o estudio de nuestros miembros.

El descubrimiento

Cada incursión resultaba un rotundo fracaso.Estábamos a punto de renunciar a nuestra empresa, cuando -en el mes de mayo de 1983- se hace un hallazgo por parte de uno de los subgrupos. Se detecta un pequeña gruta; cuya entrada se encontraba frente a una de las salidas de la cueva La Subida y en la margen opuesta a ésta, no muy lejos del arenero. Le habíamos pasado en varias ocasiones por encima y muy próximo a la única claraboya que posee.

enlasdamasLa entrada de forma tubular o cilíndrica, está situada hacia el oeste de la sierra. La longitud de la cueva es de 12,42 m y el ancho promedio de 2 m. Su altura no rebasa los 0,75 m.

La roca que conforma el techo posee un espesor de 3 m, aproximadamente y a través de ésta se abre una claraboya, que permite el acceso a la parte superior de la sierra; desde donde se domina gran parte de la otra porción de la serranía y del llano próximo a ésta. De esta manera se puede observar un sector considerable de las tierras aledañas, sin ser visto.

Lo que más nos llamó la atención durante nuestra permanencia en el interior de la cueva fue las condiciones del suelo, pues al movernos de un lugar a otro debíamos hacerlo de rodillas o muy encorvado; ello provocaba la formación de una tenue nube de polvo, que al respirar, por nuestras fosas nasales penetraba un fuerte olor a ceniza húmeda. Pudimos comprobar entonces la presencia de dicha sustancia en la composición del suelo de la cueva.

Decidimos iniciar una exploración superficial a continuación; la cual posibilitó recolectar algunos fragmentos de botellas de cerveza de color verde, fragmentos de un garrafas de los utilizadas para envasar o transportar vino; así como la parte trasera de un gran número de cartuchos de caza vacíos.

Seleccionamos el lugar más idóneo para practicar una excavación de cateo o prueba. Escasamente pudo profundizarse 0,20 m, pues a partir de esta profundidad aparecía la capa estéril. Los estratos del suelo están alterados; además con esta cala de prueba comprendimos que era innecesaria una excavación de envergadura, puesto que casi superficialmente se encontraban los elementos o evidencias que demostraban la presencia humana en la gruta.

En la tabla que se muestra a continuación brindamos información detallada de los objetos o evidencias que fueron colectados (ver tabla):

tabla evidencias rojo 1

tabla evidencias rojo 2

Luego de limpiar cuidadosamente el material relacionado anteriormente, nos dimos a la tarea de separarlo de acuerdo a su uso y utilidad; así comprobamos la existencia de objetos determinantes para nuestro trabajo, como son aquellos que facilitarían una larga estancia o permanencia en condiciones adversas.

Los cartuchos de revólver calibre 38 y los de winchester pertenecían indudable,mente a Teodoro Álvarez San Gil y que aparecen cuestionados en algunos testimonios de los campesinos entrevistados.

Los cartuchos de salva tienen un sólo uso: intimidar a las personas con las cuales tuvo algún tipo de querella.

Se destacan también objetos pertenecientes a prendas de vestir de hombre y mujer; lo cual hace pensar en la posibilidad de que constituyeran parte de un botín sustraído a algún vendedor ambulante de los que proliferaban en aquella época y siendo éstas las de poco valor, fueran quemadas por Teodoro antes de marcharse o por algún individuo que haya penetrado en la cueva y escogiendo las cosas de mayor importancia, prendiera fuego a las "baratijas" que determinó dejar abandonadas.

Comprobar una de estas dos posibilidades resulta un tanto difícil. No existen dudas en cuanto a la estrecha relación que existe entre los objetos hallados en la cueva y El Hombre Rojo. Aunque indudablemente: las condiciones de la cueva no son las mínimas para una permanencia prolongada, pero sí un refugio envidiable para ocultarse ante cualquier eventualidad, emergencia u ocultar cualquier pertenencia personal.

Es nuestro criterio que la cueva descubierta es la misma que fuera utilizada por Teodoro Álvarez San Gil, alias El Hombre Rojo o Cañambrú, durante su estancia en la sierra Las Damas como refugio más seguro, por las condiciones que presenta la misma.

El winchester

Faltaba "algo", que en todo momento era ilusión encontrar y que considerábamos poco probable tener en nuestras manos algún día: el winchester.

En el mes de abril de 1984, al pasar por la casa del haitiano Luis Machín -campesino que vive próximo a la sierra- éste nos llama e informa que dos muchachos encontraron una "escopeta larga", parecida a esas que le llaman winchester. Le pedimos todos los datos posibles para ponernos en contacto con éstos. No resultó fácil, pero al fin lo logramos. Nos dijeron que lo habían encontrado oculto debajo de una manta podrida, en un ranchito abandonado muy cerca de la sierra. El propietario se había mudado del lugar hacía cerca de 12 años.

-"El winchester, cuando lo hallamos -explicaba uno de los muchachos que donó este a nuestro grupo- aún funcionaba normalmente, pero lo empleamos para jugar". Esto ocasionó la rotura del cerrojo y el gatillo; además le faltaba la varilla donde se depositaban los cartuchos. El modelo es de 1892, destacándose biseles exteriores y a lo largo del cañón, conformando de esta manera, transversalmente, una sección octogonal.


CONCLUSIONES

A través de un análisis comparativo de los diferentes testimonios obtenidos de los campesinos entrevistados de Las Damas y Taguasco; así como de los objetos descubiertos en la cueva hemos podido arribar a las siguientes conclusiones:

- A finales de los años 20 y comienzo de la década del 30, Teodoro Álvarez San Gil, un isleño emigrante de la villa de Mazo, Islas Canarias, se establece en Las Damas y utiliza las cuevas de la sierra del mismo nombre como refugio.

- Se gana la confianza y admiración de algunos campesinos, mientras que otros llegan a perseguirle constantemente. Su verdadera identidad no es conocida del todo por los moradores de la zona, por lo que solían llamarle por el seudónimo de El Hombre Rojo, confiriéndole este nombre como atributo a su forma de proceder algo misteriosa e inusual; lo que hace que se le considere como un diablo o mago capaz de realizar las cosas más extrañas e inconcebibles.

- Los propios campesinos -dando riendas sueltas a su imaginación y sin poder explicarse todo cuanto rodeaba a este individuo- contribuyen con sus relatos y anécdotas, cada vez más deformadas e irreales, a que se popularice el personaje. Esta situación confusa es aprovechada por Teodoro para sacar ventajas y reafirmar aún más sus cualidades; por lo que emplea las horas de la noche para demostrar a los incautos y sorprendidos campesinos que "él, El Hombre Rojo es un conocedor de la magia, puede pasar a través del río crecido, desaparecer en un lugar y aparecer en otro, originar fuegos, disparar y no herir a nadie, hablar y no ser visto y cuantas otras cosas".

- Los campesinos, por pertenecer a la clase más atrasada e inculta de nuestro país -motivado ésto por los largos largos años de explotación de gobernantes corruptos- eran susceptibles de sugestionarse con facilidad e ignorando una serie de trucos y habilidades de los que se podía valer Teodoro para alcanzar sus propósitos; caían en las más discímiles concepciones oscurantistas, sin buscar a penas una explicación a tal o más cual fenómeno.

- Ágil, a pesar de su edad y aprovechando su baja estatura, logra en medio de la oscura noche crear el pánico y el terror de muchos de los habitantes del lugar donde se encontraba.

- Rehuyendo el trabajo, elige esta forma de vida poco común y corriente. Penetra de noche en las casas en busca de comida para amortiguar el hambre en muchas ocasiones, en otras para convencer a aquellos campesinos de que él lo podía todo. Cuidándose en todo momento de no robar en su "zona de operaciones" para no encontrarse con la repulsa y persecución de todos, roba y asalta a vendedores en otros lugares donde no es conocido y de esta forma obtiene dinero suficiente para poder vivir. La situación, no obstante, se le torna cada vez más embarazosa en Las Damas y luego de hacer ciertos contactos con los bandidos Manuel Esquijarrosa y Polo Beliz, decide irse para Las Tunitas en el actual municipio de Taguasco; donde también "hace de las suyas", creándose en los campesinos de dicha zona una imagen similar a la que tanta suerte le había dado en Las Damas, con la diferencia de que aquí sería el famoso Cañambrú.

- Muere en la cueva de la finca Las Manaquitas, loma de Las Burras. Por último queremos señalar que coincidimos con muchas de las cosas expuestas por el escritor Efraín Mociego en su artículo "Cañambrú, el músico ladrón", publicado en La Nueva Gaceta, aunque algunas de ellas no nos atrevemos a afirmar por carecer de datos.

*Este trabajo tuvo un fin necesario: demostrar que realmente El Hombre Rojo o Cañambrú existió, sin mitos, sin leyendas y sin exageraciones.


Copyright: Santiago F. Silva García


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Esta obra está bajo una
licencia de Creative Commons.


email: aguilasdeanaga@gmail.com

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Nota Aclaratoria:-Esta investigación "El Hombre Rojo.- Realidad y leyenda" fue presentada como ponencia en el Simposio Provincial de la Cultura Espirituana, celebrado en la ciudad de Sancti-Spiritus, Cuba (1984), obteniendo el Segundo Lugar dentro de las ponencia premiadas en el referido evento. También merece que se reconozca la labor desarrollada por el investigador sociocultural Alejandro González Ventura, quien en el mismo certamen presentó la ponencia: "Cañambrú.- Desmistificación de una leyenda"; la cual describe las peripecias y actividades más destacadas de Teodoro en el territorio de Taguasco, hasta sus últimos días de vida.

En 1998 sale a la luz "La leyenda del Hombre Rojo. Un bandolero canario en Cuba",del investigador también cubano Mario Luis López Isla. Esta obra literaria, editada por el Centro de la Cultura Canaria en Tenerife, Islas Canarias; esclarece la verdadera identidad de El Hombre Rojo, pues su verdadero nombre fue Teodoro Álvarez Concepción y no Teodoro Álvarez San Gil, como habían expuesto los entrevistados con anterioridad. Sin dudas que esta publicación enriquece y complementa en cierta medida la información aportada hasta el presente con nuevas entrevista y documentos adicionales consultados, a la vez que contribuye a divulgar los resultados obtenidos por nosotros en la investigación "El Hombre Rojo.-Realidad y leyenda", la cual fue consultada por el autor. Aprovechamos este espacio para expresarle al investigador Mario Luis López Isla nuestra gratitud porque el referido estudio haya servido de base para la redacción de su obra y por la divulgación de los resultados del mismo.


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jueves, 3 de enero de 2008

EL HOMBRE ROJO.- REALIDAD Y LEYENDA

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Santiago F. Silva García

Lic. en Física y Astronomía
arqueólogo aficionado.


AGRADECIMIENTO

-A los miembros del grupo CAONAO que participaron en las exploraciones e investigaciones en la sierra Las Damas y la loma de Las Burras; de los municipios Cabaiguán y Taguasco, respectivamente, sin cuya contribución esta investigación no hubiera culminado con éxito.


INTRODUCCIÓN

No pretendemos con este trabajo propiciar la aparición de un cuento folklórico o su continuidad, ni resulta una tentativa por nuestra parte de incursionar en su tema; al cual algunos sólo se han referido.

Cuatro años apenas han sido suficientes para conocer todos los aspectos relacionados con su extraño modo de vida, máxime cuando la mayoría de los testimonios proceden de personas fácilmente sugestionables. Sólo el resultado de las investigaciones efectuadas y constatadas con dichos testimonios han proporcionado la explicación correcta, disipando las tinieblas engendradas por el oscurantismo y la superstición.

La existencia del Hombre Rojo, en el transcurso del tiempo, se ha transmitido de abuelos a padres y de padres a hijos; enraizándose y esparciéndose cada vez más, pero sin se aclaren las causas de los hechos que en aquella época no tenían fácil explicación racional.

El Hombre Rojo o Cañambrú no fue un personaje místico, una leyenda u obra de la fantasía de nuestros campesinos; fue sólo un producto de la propia ignorancia e incultura en que estaban sumidos como clase social.

El presente trabajo, para más fácil comprensión se ha dividido en dos partes fundamentales. La primera hace una descripción de los aspectos geográficos e históricos del área de estudio y se establece la presentación de los testimonios de aquellos campesinos que le conocieron personalmente o que podían emitir algún criterio sobre su persona. Por último, en la segunda parte, se hace una panorámica de la metodología que se desarrolló durante las investigaciones realizadas para esclarecer si el Hombre Rojo fue un personaje real o de ficción, creado por la imaginación de los campesinos de aquella época. Para ello se parte de una lista de los objetos descubiertos en una de las cuevas que le sirvió de escondrijo y que por la naturaleza de éstos y el uso específico de los mismos, contribuyó en gran medida como apoyo en las conclusiones de este trabajo.

Las Damas. Ámbito geográfico e histórico

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La sierra Las Damas se encuentra ubicada en la llanura aluvial del río Zaza, a 9 km y al norte del poblado de Guayos.

Su altitud fluctúa entre los 50 y 131 metros sobre el nivel del mar. Está situada en la Región Central de Cuba, en el extremo oriental de la Sub-región Llanura de Santa Clara y dentro de ella en la parte superior de la cuenca del río Zaza. Sus coordenadas cartesianas son: X-537545, Y-646663.



Pon fotos sin limite en slide.com GRATIS!!!La sierra es cortada en dos mitades, aproximadamente iguales, por el río Zaza; el segundo en longitud del país, con unos 150 km. En la misma proliferan las cuevas y grutas, cuyo desarrollo longitudinal no rebasaba algunas decenas de metros.

Próximo a la serranía se detecta el histórico Paso de Las Damas; lugar donde se desató uno de los más cruentos combates por nuestra independencia nacional y donde cayera mortalmente herido el Mayor General Serafín Sánchez Valdivia en combate desigual.

Pon fotos sin limite en slide.com GRATIS!!!Lo que en un tiempo fue un fascinante bosque semicaducifolio, con una basta fauna y hermosa historia, es tan sólo hoy una zona poblada de maniguas; donde la tala indiscriminada hacen posible la aparición de un paisaje sombrío, merodeado por las escasas aves que logra escapar del embate de los excursionistas que visitan el área en busca de distracción y aventuras.

Las Damas estaba dividida en cuatro partes, sirviendo de límite la sierra y sus demarcaciones. Sus propietarios: Francisco Dalí, Rafael Colunga, Antonio Herrera y la familia Rionda; hacendados y terratenientes acaudalados, que luego de 1959 deciden marcharse del país hacia Estados Unidos. Los campesinos, que habían arrendado algunas parcelas de tierra se convierten en propietarios de las mismas. El resto de las tierras, dedicadas al cultivo de la caña de azúcar, pasan a manos del estado.

Muchas familias -que antes de 1959 se encontraban dispersas- comienzan a concentrarse en las proximidades de la vieja grúa, empleada para el traslado de la caña de azúcar por ferrocarril hasta el central "La Vega", hoy CAI "Remberto Abad Alemán".

La leyenda narrada por los propios campesinos

-"El Hombre Rojo vino de Islas Canarias con una hermana. Tendría unos cuarenta y pico de años cuando estuvo por los alrededores de Las Damas. Esto fue por los años treinta, más o menos. Salía por las noches y gustaba de hacer maldades. Yo recuerdo que decían que tan pronto está al lado acá del río, como aparecí del otro lado. Una vez le robó un baúl a un isleño y se lo dejó poco después cerca de la casa; sin faltarle nada. Se llevaba un caballo sin herrar y a los dos o tres día lo devolvía completamente herrado. Te llevaba veinte pesos de abajo de la almohada y te los traía de nuevo. Había un hacendado llamado Malgaro, que siempre estaba detrás de él con los guardias. En una ocasión la guardia le tendió una emboscada por donde pasaba para la sierra. El estaba escondido al otro lado y les gritó que los estaba viendo, que se fueran, que no los quería matar. Los guardias no lo veían; sólo le escuchaban. El Rojo era tremendo poeta. Luis Machín y su hermano Domingo fueron con él a una fiesta a La Larga. El Hombre Rojo tenía buenas monturas y era buen jinete. Cerca de Taguasco, en una cueva, fue donde lo mataron. Lo mataron porque se le acabó el agua y sin el agua no podía trabajar la magia. Al que que buscaban las tropas no era a él; sino a Polo Veles y a Esquijarrosa". [*José Rita Blanco, 92 años. Vivió en Las Damas durante 40 años ].


-"Una noche fuimos a casa de José Rita...¡tremenda canturría con una guitarra!. El Hombre Rojo la tenía cogida con Malgaro, porqué este era tremendo hablantín y lo perseguía constantemente con la guardia rural. Yo diría que El Rojo no ofendía a nadie. Un día, quería ir a Placetas y le cogió el caballo al hijo de Pepe Corrales. Cuando se lo trajo, lo había herrado, bañado...¡en fin!...Una vez el mayoral García se escondió detrás de un seboruco para ver al Hombre Rojo y este -que lo estaba viendo- le gritó:
-¡¡Comemierda, te estoy mirando!!.
Entraba en las casas sin abrir las puertas. Comía y le dejaba el dinero que importaba lo que había comido". [*Florentino Blanco, 82 años. Vivió en Las Damas durante mucho tiempo].

Pon fotos sin limite en slide.com GRATIS!!!-"Yo fui mandadero de El Rojo. Era un hombre intelectual, poeta y muy ágil. Tocaba la guitarra muy bien. A veces usaba polainas. Cuando él quería enviarme a algún mandado lo componía con chiflidos: uno largo y dos cortos. En una ocasión me llamó y cuando llegué me preguntó si en Las Damas había algo que sirviera. Yo no estaba seguro y entonces me envió a Neiva por pan, mortadella, bebida y tabaco bueno. Le gustaba mucho una cerveza que venía en botellas verdes. No le gustaba mucho la bebida dulce. El difunto Malgaro fue quien le puso el nombre de El Hombre Rojo. En realidad él no era rojo; era normal, igual que nosotros. Su estatura era baja, trabado, de piel morena y los huesos de la cara un poco botados. El Rojo tendría -cuando aquello- unos cuarenta y pico años, más o menos. Malgaro era el sitiero más rico que había en aquella zona. Este tenía treinta y pico jornaleros que trabajaban para él y estos le temían al Hombre Rojo; por lo que la mayoría no querían trabajar en sus tierras y se iban. Por esos motivos, Malgaro le perseguía con la guardia, pero él se escapaba con facilidad utilizando la magia. Una vez le cogieron preso, pues le dieron un tiro en el muslo y no pudo huir, pero más tarde escapó de la cárcel. Recuerdo que mamita hizo café un día y en lo que ella fue a la sala, se lo tomó. Más tarde -desde la loma- le cantó una poesía. Que yo sepa, El Hombre Rojo iba de Las Damas a Taguasco, la loma de Zaza del Medio y otros lugares como Camajuaní. En Las Damas se estuvo viendo por espacio de 5 o 6 años. El Hombre Rojo hacía cosas para alarmar, como dar candela o fuego en un lugar que se viera, entrar en las casas de noche y comer, sin despertar a nadie y marcharse; dejando todo como mismito estaba. Cuando cogía huevos de una cesta o caja, dejaba el dinero que importaba. Después que murió Malgaro él se fue para Las Tunitas; donde se metió con dos bandidos llamados Esquijarrosa y Polo Veles en una cueva. Allí lo mataron, diciéndole que no le iban a hacer nada, que saliera; así fue que lo mataron, a traición. Eso fue porque ya no tenía agua y sin agua la magia no trabaja". [*Domingo Álvarez Machín, 70 años. Vivió en Las Damas, próximo a la sierra].


-"Lo conocí cuando yo tenía once años, más o menos. Le hice muchos mandados. Era un hombre de una magia tremenda, que entraba en las casas cerradas. Su estatura era más bien baja, pero...¡ fuerte como un toro!. Usaba unos bigotes de puntas largas y echadas para arriba. Los pómulos de la cara eran un poco botado. Casi siempre andaba con sombrero y polainas y muchas veces lo vi venir con una pañoleta roja en el pescuezo. Usaba dos revólveres grandes. En cuanto al dinero, no se de donde lo sacaba, pero lo que cogía lo pagaba. El Hombre Rojo iba mucho por La Larga; donde sacaban procesiones. El suegro de Juanito Pino lo vió muchas veces por allá. Una tarde que Martha, mi madre, bajaba leña de la sierra; él quería darle dinero, se lo colocó envuelto en un pañuelo, amarrado a uno de los palos de leña de la sierra. Pero al ver a mamita aquel pañuelo amarrado, salió corriendo para la casa y lo dejó, a pesar de que El Rojo le gritaba que lo cogiera, que era para ella. Gustaba de hacer maldades. En una oportunidad que el río estaba crecido y él se encontraba al otro lado, me gritó que pasara yo el río en el caballo para poder brincar él para acá. Yo no me atreví a pasar y le dije que si estaba loco. Cuando miré de nuevo para allá, ya no estaba y de pronto me salió por la parte delantera del caballo. Di un brinco que me quedé mudo y el caballo se espantó. El Hombre Rojo vivía en una cueva que está al otro lado del río, más arriba del arenero. Es una cueva chica y además, no es fácil de encontrar. Se conocía las cuevas como la palma de las manos y tenía una linterna, que la luz llegaba como a un kilómetro...¡cómo alumbraba!.Al principio, la gente en Las Damas, creía -cuando veía la luz- que eran rateros de prendas que venían a robar. Después supieron que era él. A veces se oía su risa y su canto, pero no se veía. Polo Veles y Esquijarrosa, que estaban metidos dentro de una cueva, por allá por Taguasco; lo mandaron a buscar para que los sacara con su magia. Al sacarlos de allí se le acabó el agua y por eso lo cogieron. Cuando se entregó, al salir de la cueva, lo mataron a tiro limpio". [*Luis Machín, 73 años. Vive cerca de la sierra de Las Damas desde pequeño].


-"El Hombre Rojo era natural de un pueblo canario llamado Mazo, perteneciente a La Palma. Estuvo en el colegio, en el mismo pupitre, con Máximo Bonilla, un isleño que vivió en La Larga. Este era quien más lo conocía, pero ya murió. El Rojo, en Canaria era también bandolero y su madre fue brujera. El verdadero nombre del Hombre Rojo era Teodoro Álvarez San Gil y vino -según me contaba Bonilla- a los 18 años con una hermana a la que mandó nuevamente para allá. Vivió en Cabaiguán, donde nadie lo conocía y luego vivió en las cuevas de la sierra Las Damas. Su estatura era más bien mediana o quizás baja, pero era fuerte y tendría unos 48 o 50 años, más o menos, cuando yo lo ví, allá por los años treinta. El nombre de El Rojo se lo puso él mismo o quizás la gente. Se conocía todas las cuevas de la sierra y cerca del arenal tenía la cueva donde moraba. Esta cueva estaba bastante oculta. Yo tuve la oportunidad de verlo tres veces y hablé con él en una ocasión; cuando fuimos Herminio Castro y yo a buscar varas a la sierra Las Damas, muy cerca del arenal. Fuimos en un sólo caballo y cuando virábamos con las cargas de varas, le habían entiesado las patas al caballo, envolviéndolas a un algarrobo pequeño. Apareció El Rojo. A cada lado colgaba un revólver calibre 38 y en sus manos traía un winchester. Se encontraba como a diez pasos de nosotros. Nos dijo que había sido él quien le había hecho eso al caballo. Se acercó y me preguntó si nos hacía falta dinero. Le respondí que no. Dijo que tenía dinero y no lo podía disfrutar porque lo perseguían. Me encargó una botella de vino y se la traje. Recuerdo que me enseñó uno de los revólveres y dijo que ese era el asesino de Pedro Bravo, padre de una novia que tuve. Pedro Bravo se le emboscó a El Rojo y lo "abracó", pero El Rojo se le deslizó entre los brazos; dándole un tiro en el pie. En otra oportunidad lo vi cuando yo iba para Los Tramojos, al pasar por la tienda La Horca. La última vez lo vi en la taberna de Abreu. El Hombre Rojo podía moverse con facilidad porque poca gente lo conocía. Venía a las fiestas de La Larga y junto a Pepe "El Rubio", hacían trastadas por Tres Guanos, Carrabayaná, San Esteban y Pozo Azul. A Antonio Martín, partidario de Juan Pino, le azoró los bueyes. Este le gritó mil barbaridades y El Rojo le puso el fusil en el pecho. Antonio le cogió un miedo del carajo. Cuando le dieron un tiro en el muslo, le llevaron entonces preso desde Las Damas para Zaza del Medio y de ahí para Sancti-Spiritus, para la cárcel; de donde se fugó desde que pudo caminar. Los paisanos de Las Damas se atemorizaban y hasta lo veían volar, pasar el río crecido sin tocar el agua, montarse a las ancas del caballo y desaparecer, ¡ah!...y hasta dicen que entraba en las casas de noche para comer, estando las puertas cerradas. Todos sabemos como se cerraban las puertas en el campo: con taburete detrás o con una tranca y dos herraduras. Alguien un poco habilidoso las abre con cierta facilidad. Cuando él tiraba voladores o fuegos artificiales, los campesinos nos decían:
-¡¡Ya está trabajando El Rojo!!.
...Y digo ésto, porque era un inventor de trucos. Un día, se marchó de Las Damas -esto se lo había dicho "El Rubio" a Juan Pino; prometiéndole además, que El Hombre Rojo se había ido para Las Tunitas y que no vendría más por esa zona. Cuando lo mataron, la guardia estaba en persecusión de Polo Velez y Manuel Esquijarrosa, dos bandoleros muy conocidos en aquella época. La guardia recibió la información de que en la cueva de la loma de Las Burras, en Las Tunitas -cerca del pueblo de Taguasco- estaban estos dos bandoleros, pero allí se encontraba además, El Rojo. Los guardias tiraron un cerco a la cueva. El Rojo mató al primer hombre que trató de entrar en la cueva. Más tarde fue cogido por sorpresa. Además de la falta de agua y de alimentos, el mal olor que despedía aquel guardia muerto hizo que éste saliera de la cueva, entonces fue acribillado a balazos. En la cueva no encontraron a nadie más. Al parecer hubo dinero por el medio, dejaron escapar a Polo Veles y a Esquijarrosa. Creo que a El Hombre Rojo lo enterraron en el cementerio viejo de Taguasco, según tengo entendido. [*Honorio Castillo Martín, 76 años. Ha vivido desde hace muchos años en La Larga].


-"Aquí era conocido por Cañambrú. Era capaz de meter una empanada, entera, por el pico de un garrafón de vino. Un día entró en una casa donde lo esperaba una pareja de la guardia rural. Apareció por la madrugada y haciéndose pasar por el dueño de la casa, les dio café. Cuando el verdadero dueño se levantó, los saludó y fue a hacerles café. Ellos dijeron:
-¡Pero...¿usted ya no nos había hecho café?!.
Cañambrú usaba un revólver. Entraba a comer a todas las casas, pero no hacía daño a nadie. Daba unos berridos horrorosos. En su captura participó el Tercio Táctico de Santa Clara y la guardia de Taguasco. Lo sacaron vivo de la cueva, engañándolo con que le iban a dar agua y comida; después le perdonarían la vida. Pero cuando salió lo mataron. El entró a la cueva a ayudar a unos bandidos. El hombre que sirvió de práctico al ejército fue un tal Luis, murió a los pocos días".[*Germán Morera, 60 años. Vive en La Yamagua, Taguasco].


-"Cañambrú no era alto, era bajito y tal vez tendría unos 50 años. Se dedicaba a asustar a la gente. Hacía maldades, berreaba como un chivo y la gente le caía detrás; pero nunca podían cogerlo. Entraba a las casas sin despertar a nadie y sin que lo vieran. En realidad, Cañambrú estuvo aquí por los años 33 y 34. Había un hombre que le ayudaba, llamado José, pero se fue para Venezuela. Cañambrú vino de las Islas Canarias. No robaba a nadie. Anduvo mucho por Pozo Azul y Las Varas. Lo mataron allá por el año 35, en una cueva que está en la loma de Las Burras, finca Manaquitas. Su muerte fue por el mes de abril, cerca de Semana Santa". [*Librada Lazo, 70 años. Vive en Taguasco].


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