domingo, 16 de agosto de 2009

SEGUNDA JORNADA DE LA "CAMINATA HOMENAJE A SERAFÍN SÁNCHEZ VALDIVIA"

En los primeros albores del amanecer, 0540 h., se dió el "de pié" para comenzar el aseo personal y recoger el improvisado campamento. Luego de las despedidas y agradecimiento, iniciamos la marcha hacia nuestro objetivo: la finca Las Olivas, eran ya las 0657 h. La mañana se presentaba fresca y hermosa y los primeros rayos del sol daban un matiz espléndido al paisaje. Comenzamos el ascenso de la Loma de La Campana. A medida que ascendíamos, observamos algunas micropresas empleadas para el riego de los diferentes cultivos y también la fábrica de cemento Siguaney. Ya en lo alto de la loma se realiza una pequeña reunión para analizar la primera etapa concluida, en la que todos pudimos participar.
Posteriormente se prepara el desayuno con las latas de leche condensada que transportábamos en las mochilas y algunos panes. Al finalizar éste, realizamos el descenso y observábamos que la vegetación iba cambiando, pues el clima aquí es más seco; abundando algunas especies de cactus, arbustos de mediano tamaño y manigua, en la que predomina la aroma y el marabú. A ambos lados del camino se destaca también la presencia de la ceiba, el cedro y el bello framboyán. En cuanto a la fauna, íbamos entretenidos con el trinar de tomegüines, bijiritas, tojosas y el inconfundible y alegre canto de nuestro sinsonte. Leonardo Rojas tuvo a cargo la observación de la flora y la fauna a lo largo de todo el camino y que a su vez le daba los datos a María Berenice, responsabilizada con las crónicas de esta primera caminata. Pasamos por la Escuela Primaria Rural "Sindulfo García" y continuamos camino hacia Las Tunitas. A poca distancia de este lugar se divisan gran cantidad de cactus, denominados comúnmente tunas; posiblemente este facto fue el que contribuyó a darle nombre a este poblado. Al llegar allí se hizo un alto o descanso y aprovechamos para ir a casa de Teobaldo Luke Rodríguez, más conocido por El Curro. Este nos dice que luego nos alcanza para terminar la caminata con nosotros en Las olivas; ya que está interesado en visitar este lugar histórico.
Aprovechamos allí y llenamos de nuevo las cantimploras de agua. Ricardo y Omar colocan una flecha en la tienda mixta de Las Tunitas, pues es el lugar de más visibilidad. A lo largo de todo el camino se han colocado flechas indicadoras, para que queden para otros años en los que se realice esta actividad. Nos ponemos en camino hacia nuestro próximo objetivo: Guayabo Blanco. En casa de Rafael García, Omar Jiménez se adelantó y saludó a los familiares de este campesino; a quienes no veía desde hacía muchos años, cuando él vivía en la finca Boca Chica. Aquí dejamos algunos bultos que no necesitaríamos y que serían de estorbo durante el cruce del Arroyo Manacas; los cuales recogeríamos en el regreso.
Sólo seguimos con las mochilas que tenían las conservas y las cantimploras de agua; así como las cámaras fotográficas y la filmadora. Nos desviamos del camino, cogiendo rumbo NE por dentro de un potrero de pastizales, formado por pequeñas elevaciones, donde se destacan árboles como la caoba, la guásima (cargada de curujeyes) y el temido guao; el que produce una fuerte erupción con picor si se entra en contacto con él. Eran ya las 1020 h. del día 1º de diciembre cuando continuamos camino, atravesando sábanas y potreros de poca vegetación, donde pastaban animales de la raza vacuna y proliferaba la llamada campanilla blanca, estaba tan extendida que teníamos que tener cuidado para no dañarla; ya que sabíamos que con el néctar de estas flores las abejas producen la miel de mejor calidad en Cuba.
Pasamos por la zona de Carrabayaná a las 1100 h. Poco a poco nos acercábamos a la zona de Las Burras. La vegetación se iba haciendo ahora más enmarañada y boscosa. Tuvimos que pasar sobre algunas piedras que afloraban en un zigzagueante arroyo. tardamos algo en llegar al arroyo Manacas, pues tan pronto tan pronto ascendíamos una pronunciada elevación como descendíamos por otra. Al fin vimos ante nuestros ojos aquello que le llamaban "arroyo"; parecía un río, tanto por su anchura como por su profundidad, en realidad esto se debía a que se encontraba "reculado" por la presa Lebrige.
Comenzamos a concentrarnos en la orilla mirando hacia la margen opuesta, buscando el lugar donde debía encontrarse el bote de Amable García; con quien se había coordinado para pasar el arroyo, pero ni rastro de éste. Por otro parte, la utilización de nuestro equipo no nos resultaría fácil, pues debíamos buscar dos arbustos, uno a cada lado para atar la cuerda y estos no existían en esta parte, por lo que debíamos buscar más abajo. Ya cuando nos disponíamos a marcharnos para localizar el sitio ideal, se escucha el ruido de un motor en dirección a la presa, era un bote con un motor fuera de borda. Todos comenzamos a gritar para que su conductor nos escuchara, hacíamos señales llamándole con demencia; hasta que al fin nos escuchan, desvían su camino y se dirigen hacia nosotros. Al llegar allí, les pedimos que por favor nos pasaran a la otra orilla; después de presentarnos y explicarles antes cual era nuestro objetivo. Ellos eran Juan Rodríguez y Julio Almeida, trabajadores del central Uruguay; que en estos momentos estaban pescando. Éstos asienten y de inmediato comenzamos a abordar la embarcación de cinco o seis en cada viaje. La verdad es que tuvimos mucha suerte y por ello, al terminar nos despedimos agradeciéndoles de todo corazón el gesto que habían tenido para con nosotros. Luego supimos que la planificación con Amable García había fallado.Ya en la otra
orilla, buena sorpresa nos llevamos cuando vimos aparecer de pronto a cuatro jinetes a caballo. Eran Rovidio, Benerando y Arelys Jiménez, hermanos de Omar. Además, les acompañaba Carlos Menecas; que vinieron desde Arroyo Blanco para recibirnos, nada menos que a caballo como rememorando la gesta mambisa. Estas personas participaron también en nuestra primera incursión al lugar, para comprobar la veracidad del hecho histórico y tanto en aquella ocasión como en esta los caballos fueron prestados por la empresa pecuaria de Arroyo Blanco. Después de los saludos pertinentes nos encaminamos cuesta arriba hacia la casa de Gumeranda Álvarez. Esta campesina, de unos 68 años, amablemente nos brindó su casa y su apoyo en todo lo que pudiera ayudar. Con Gumeranda viven: Francisco García, una hija y su esposo José Miguel Jiménez, la nieta y una niña de 8 años de edad; la que recogieron y criaron desde pequeña. Su nombre es Yumaisy Jiménez, es muy bonita y se apegó mucho a nosotros, pidiéndonos además que la dejásemos continuar la caminata; asentimos, por lo que nos acompañó hasta el final de la jornada. Antes de iniciar el recorrido de este último trayecto, con el cual culminaríamos la caminata en el propio lugar donde fue sepultado el Mayor General Serafín Sánchez Valdivia; Arelys Jiménez, Gumeranda y
José Miguel se brindaron para preparar una caldosa; la cual saborearíamos a nuestro regreso. Partimos en dos grupos: Omar, guiando al primero y Rovidio, al segundo. Al pasar junto a un pozo de brocal, próximo a la casa, llenamos nuestras cantimploras; ya que debíamos recorrer cerca de 2 km. desde allí hasta La Aguadita y no existían posibilidades de abastecimiento en otro lugar. Teobaldo Luke, que nos había prometido terminar el recorrido con nosotros, vino desde Las Tunitas. Nos fuimos introduciendo entre la manigua y poco a poco una espesa vegetación nos fue envolviendo. Debíamos avanzar muy próximos unos de otros para no extraviarnos y con sumo cuidado, pues entre los árboles abundaba la pica-pica, el guao y la aroma; la que nos pinchaba la piel de vez en cuando. En cuanto a la fauna, encontramos algunos caracoles del género Liguus y Zachrisia. Se escuchaban también los cantos del carpintero, sabanero y el sinsonte, además pudimos ver de cerca al tocororo, considerada el ave nacional de Cuba; cuyo canto daba un tono melancólico a aquellos parajes solitarios, ahora invadidos por
nosotros. Las flechas se continuaban colocando de manera sistemática, a tramos más cercanos unos de otros; para así posibilitar la llegada sin pérdida en los próximos años, en los que se desarrollasen caminatas similares. Del primer grupo -el que dirigía Omar- no sabíamos nada desde el momento que salieron con el objetivo de adelantar y preparar las condiciones en el propio lugar. Rovidio -quien dirigía el segundo grupo- se movía con facilidad por entre los árboles y arbustos, parando cada cierto tiempo para ir indicándonos el camino. Al llegar a La Aguadita, comprendimos que era mucho más fácil proseguir a través de ésta y poder llegar así con mayor rapidez y seguridad.
Por tales motivos tomamos este itinerario. La distancia que nos separaba de la ceiba; la que nos servía como punto de referencia, iba disminuyendo paulatinamente. A lo largo del camino, ibamos observándolo todo: pequeñas áreas pobladas de magüeyes, hermosos melocactus y los bejucos de parra y el de vainilla; que colgaban caprichosamente de las ramas de los árboles. A las 1320 h., exactamente, llegamos al lugar y sorprendidos mirábamos a nuestro alrededor buscando a los del primer grupo, pero al parecer aún no habían llegado, sin lugar a dudas se habían extraviado, no obstante a que Omar era conocedor de esta zona. Mientras esperábamos por el resto de nuestros compañeros, Orlando Castro y Priedes, se daban a la tarea de acondicionar el lugar; limpiándolo
de pequeños arbustos y hojarascas. Los "perdidos" aparecen a las 1415 h., entre los que se
encuentran Leonardo, Juan Carlos, Benavides, Orlando Álvarez, Tony y gran parte del Grupo IGUANA; los cuales nos cuentan que caminaron mucho dando vueltas, pues no dieron con el camino y no se les había ocurrido buscar La Aguadita, para orientarse. El deseo de conocer el lugar histórico y el hecho de no abandonar el objetivo por el cual habían venido: llegar a la meta; les dió fuerza para continuar buscando, hasta que encontraron las flechas puestas por el segundo grupo y a dos campesinos que se les brindaron para orientarlos: Francisco García y Francisco Cañizarez; los cuales se unieron a nosotros para la realización del acto final. Dimos un breve descanso y Santiago Silva, Director del Grupo CAONAO, rompió el silencio dando una descripción detallada de las evidencias que eran posible observar en aquella pequeña área conformada por la ceiba, la aguada y las piedras; que dispersas ahora, constituyeron parte del sepulcro. Silva va señalando el lugar donde sepultaron su cuerpo, el sitio de la ceiba donde estaba la tarja de madera; cosa que todos detectan por la existencia de cinco endiduras, en una de las cuales aún quedan restos del clavo. También se podía leer la palabra "marzo", tallada sobre la corteza de la ceiba. Mientras se señalan o indican estas evidencias, se va dando lectura al trabajo: Boca Chica, un encuentro con la Historia, presentado en varios eventos científicos recientemente y premiado en el Forum Historia de mi Localidad, auspiciado por el Museo
Provincial de Historia de Sancti-Spíritus. Siendo las 1500 h. y posterior a la fuerte impresión recibida durante nuestra permanencia en este sitio histórico de la finca Las Olivas, comenzamos -en forma organizada- a formar una larga columna, que iría desplazándose a través de La Aguadita, para retornar a la casa de Gumeranda. No hubo dificultades para el regreso y Orlando Álvarez ya había concluido su valiosa función como cartógrafo, por lo que el itinerario de la caminata estaba concluido.
Ya en la casa, donde nos sentíamos como si fuese la nuestra se

escuchaba una gran algarabía. Todos mirábamos hacia aquel
caldero inmenso, donde estaba por concluir la caldosa, pero ¡qué cara pusimos todos! cuando al bajar el caldero del fuego se vira y vierte parte del contenido. Por suerte algunos se precipitaron sobre él para evitar que se derramase por completo. Esperamos para que se enfriara un poco y posteriormente nos prestaron platos, cucharas, jarros y algunos cogieron el plato de sus cantimploras y así en breves minutos todos saboreábamos la rica caldosa; la cual pudimos repetir, quedando todos realmente satisfechos. Arnaldo Gómez, director del Grupo IGUANA, aprovecha la ocasión e improvisa una décima dedicada a Gumeranda, la cual dice así:
Una caldosa animó a la columna,/
la hizo Pilla,/
mujer honesta y sencilla/
que a todos nos alegró./
Una décima sacó,/
en honor de aquella gesta./
Ella ha estado siempre presta/
a brindar desde su hogar/
lo bueno, lo familiar;/
sin reservas, ni etiquetas./
Después de estar compartiendo, riéndonos y haciendo cuentos -antes de despedirnos- se les
regalaron unas latas de conserva y agradecimos toda la ayuda prestada. Volvimos nuestros pasos hacia las márgenes del arroyo Manacas; donde ahora si nos esperaba el campesino Amable García con su bote. Este nos pasó hacia la otra orilla de dos en dos, pues su embarcación sólo disponía de un sólo remo. Esta tarea nos llevó desde las 1505 hasta las 1740 h., por lo que tuvimos que movernos muy rápido para llegar lo antes posible a la casa de Rafael, en Guayabo Blanco; donde habíamos dejado los bultos y algunas mochilas. Las recogimos y continuamos caminando hasta llegar a casa de Pancho García, donde nos esperaban los tractores con las carretas que nos
llevarían hasta Taguasco. Como la senda ahora era conocida, pudimos avanzar con mayor rapidez, a pesar de que era prácticamente de noche. Nos tuvimos que auxiliar de linternas mientras las luces de los dos tractores alumbraban el camino o posición donde se encontraban. A las 1920 h. nos encontrábamos sobre las carretas. El ánimo no lo habíamos perdido, por lo que entramos al pueblo de Taguasco a pie, formando dos columnas y con las banderas en alto. Era domingo y había mucha gente en las calles. A las 2115 h. llegamos al lugar donde nos esperaban los camiones que nos transportarían hasta el municipio de Cabaiguán. Antes de partir, se le hizo entrega de la bandera con la figura de Serafín Sánchez a Rafael Rivera, participante en la caminata; quien tendría la responsabilidad de guardarla para utilizarla como símbolo de las sucesivas caminatas que se organizarían en los años sucesivos y en fecha cercana al 18 de noviembre. Rafael da las gracias y resalta lo organizado y exitoso del viaje, en el que se cumplieron todos los objetivos propuestos, resalta también la actitud valerosa de las mujeres participantes; las que estuvieron a la altura de los hombres, cumpliéndose el lema de que "las mujeres son más débiles, pero no menos capaces". Además afirma que la entrega de esta bandera constituye un compromiso de los municipios de Cabaiguán y Taguasco para que se rememore la caminata cada año. A continuación abordamos los camiones, que nos trasladaron hasta el parque "José Martí" de Cabaiguán. Sobre los camiones aguantamos el frío de la noche y a pesar del cansancio que teníamos, no nos faltó el ánimo para improvizar unos versos creados por Leonardo Rojas, sub-director del Grupo CAONAO; los cuales dicen, más o menos así:
Hemos llegado hasta el fin/ de esta actividad simbólica,/ rememorando la histórica/ muerte de Serafín.
-Con esta Segunda Etapa de la Caminata en "Homenaje a Serafín Sánchez Valdivia" concluimos las crónicas de esta actividad histórica, que se llevó a cabo partiendo del Paso de Las Damas, lugar donde se desarrolló la famosa batalla del mismo nombre hasta finalizar en la finca Las Olivas, lugar donde fue sepultado por primera vez el cuerpo sin vida del Mayor General Seráfin Sánchez Valdivia.


Copyright: Santiago F. Silva García
María B. Cruz Martín
Orlando Álvarez de la Paz
Omar Jiménez Morgado

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Esta obra es publicada bajo una
licencia Creative Commons.


email: aguilasdeanaga@gmail.com


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Agradecimientos:
- Agradecemos a Sevastián García (fallecido) y Omar Jiménez Morgado por toda la información, apoyo brindado y participación; tanto durante los trabajos de campo realizados con vista a la verificación e identificación del referido lugar, como también en el establecimiento de los contactos necesario para el desarrollo exitoso de esta primera caminata. Agradecemos además, a Gumeranda y su familia por el calor humano y afecto brindado a todos nuestros miembros.Sin el apoyo de todos ellos, ni la investigación histórica, ni la propia caminata hubieran sido posible.

- Agradecemos también a todas las instituciones estatales educativas, deportivas y culturales; así como a los campesinos de los municipios Cabaiguán y Taguasco, que apoyaron materialmente la actividad.

Información importante:-Esta Primera Caminata en "Homenaje a Serafín Sánchez Valdivia" participó en el propio año 1985 en el IX Concurso Nacional de Turismo Deportivo, en la modalidad Investigación Histórica. En el mismo se le otorgó el Segundo Premio de dicho certamen.
- Con posterioridad a la actividad de la caminata, el director del Grupo CAONAO en aquel entonces y coautor de la investigación Boca Chica, un encuentro con la Historia, Santiago F. Silva García, fue invitado a visitar nuevamente el lugar, con el objetivo de conducir a un reducido grupo de personas responsabilizados con la tarea de llevar a cabo la construcción de un pequeño obelisco en recordación al acontecimiento histórico ocurrido en este lugar (finca Las Olivas). Ese obelisco es hoy ya una realidad, aunque ignoramos en que condiciones se encuentra actualmente, pues su construcción se remonta al período 1996 - 2000; además, debemos tener en cuenta que la finca Las Olivas se encuentra prácticamente incomunicada por tierra, debido al nivel de las aguas de la presa Lebrige; lo cual dificulta el acceso hasta este lugar histórico.------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

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